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Que son los disruptores endocrinos

disruptores endocrinos

¿Que son?

En nuestro cuerpo encontramos hormonas, que son moléculas encargadas de la señalización y comunicación entre células y órganos. Son esenciales para el correcto funcionamiento de numerosas funciones corporales. Los disruptores endocrinos son químicos capaces de mimetizar nuestras hormonas y, por tanto, de alterar el correcto funcionamiento corporal y afectar negativamente nuestra salud.

¿Dónde se encuentran?

La lista de disruptores endocrinos es muy larga. Se han detectado más de un millar de químicos con esta capacidad disruptora. Dentro de la lista encontramos pesticidas, ftalatos, parabenos, bisfenoles, triclosán, benzofenonas, etc. Estos compuestos se encuentran en muchos productos de uso cotidiano.

Por ejemplo, encontramos ftalatos en juguetes, perfumes o productos de cosmética; parabenos en cosméticos, cremas, jabones, desodorantes, champús o hasta en aditivos alimentarios; bensifenoles en botellas tuppers de plástico, latas o tikets de compra.

Debido a su gran presencia en nuestro día a día, la exposición a disruptores endocrinos es extendida y continua.

Estudios en grandes poblaciones han llegado a detectar algunos de estos químicos en muestras biológicas de mas del 95% de las y los participantes.

¿Cómo estamos expuestos?

Estamos expuestos de forma continua, aunque en dosis bajas. Pueden entrar en nuestro cuerpo a través del contacto directo con la piel, a través de la dieta, lo que usamos en la piel, o respirando. Tienen la capacidad de cruzar la placenta y consecuentemente llegar al feto. También, se encuentran en la leche materna. Algunos disruptores endocrinos, los llamados persistentes, como ciertos pesticidas, pueden permanecer en nuestro cuerpo hasta 10 años. Otros, los no persistentes, como los parabenos o bisfenoles, permanecen entre pocas horas hasta días dentro del cuerpo.

¿Cómo afectan a nuestra salud?

Los disruptores endocrinos son capaces de interferir en el correcto funcionamiento no solo del sistema endocrino sino de otros sistemas y funciones corporales esenciales. Por lo tanto, dependiendo de su estructura, podrian tener efectos adversos, por ejemplo, en la salud respiratoria, cardiovascular, metabólica, cognitiva, reproductiva o incluso en el desarrollo, desde la etapa parental hasta la edad adulta.

Todavía se desconoce la totalidad de los efectos sobre la salud de la mayor parte de estos compuestos. Varios estudios animales y en humanos los han asociado al aumento de ciertos tipos de cáncer, obesidad, infertilidad, diabetes, asma y problemas de neurodesarrollo.

Un ejemplo es el bisfenol A. Estudios en animales, la exposición a bisfenol A se ha asociado a un mayor riesgo de sufrir obesidad, diabetes, trastornos de hiperactividad y cánceres de mama y próstata. De forma destacable, algunos de estos estudios detectaban estos efectos en dosis bajas, por debajo del umbral establecido actualmente como seguro.

¿Hay poblaciones más vulnerables?

Dada su capacidad de cruzar la placenta y estar presentes en la leche materna, los fetos y los bebés lactantes puedan estar expuestos a los disruptores endocrinos. Esta exposición en estos determinados momentos es de especial importancia ya que son etapas cruciales del desarrollo. En este periodo, el cuerpo es especialmente vulnerable a los efectos de exposiciones ambientales como serían los disruptores endocrinos. Alteraciones en estas etapas pueden por tanto, perturbar el correcto desarrollo del organismo y tener efectos en la salud a largo plazo.

Principales limitaciones para estudiar sus efectos en la salud

Una característica destacable de los disruptores endocrinos es su capacidad de no seguir los patrones habituales de dosis-respuesta. Es decir, no siempre las dosis más altas pueden significar mayores efectos. Esta característica se denomina patrón dosis-respuesta “no monotónico”.

Algunos estudios han detectado efectos más potentes en dosis bajas que, cuando aumentan, desaparecen.

Además en nuestro día a día estamos expuestos no solo a un solo disruptor endocrino sino a un gran número de contaminantes. Aún no hay conocimiento suficiente de cómo estas múltiples exposiciones interaccionan dentro del cuerpo y pueden conjuntamente afectar la salud.

No existe un consenso sobre su regulación

Actualmente no existe un consenso a nivel mundial sobre la regulación de los disruptores endocrinos. Dadas sus propiedades particulares de toxicidad y la diversidad de estas entre los diferentes químicos, es muy difícil el establecimiento de un umbral seguro de exposición.

Y nosotros, ¿qué podemos hacer?

No hay que alarmarse. Nuestra salud no solo depende de la exposición a disruptores endocrinos. Hay que mantener un estilo de vida saludable, con dieta equilibrada, realizando actividad física y evitando hábitos nocivos como el tabaquismo.

Podemos hacer cambios en los jabones, champús, cremas, cosméticos y productos de limpieza que utilizamos normalmente a unos productos más naturales con nosotros y con el medio ambiente.

Adicionalmente, como personas consumidoras, podemos ser consientes de lo que compramos y utilizamos.

Podemos hacer otros pequeños cambios en nuestro día a día para reducir nuestra exposición a los disruptores endocrinos como, por ejemplo, evitar calentar la comida en tuppers de plástico, sustituyéndolos por los de vidrio o cerámica; utilizando botellas de acero inoxidable o de vidrio; evitar la ingesta de comida procesada y enlatada.

Lo mejor que podemos hacer es comprar frutas y verduras ecológicas y de proximidad.

Muchas gracias por llegar hasta aquí, no te pierdas nuestros próximos artículos.

FUENTE: sitio web isglobal

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